MODERADORA: Para darnos un mensaje de bienvenida, cedo la palabra a la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, doctora Nadine Gasman Zylberman.

NADINE GASMAN ZYLBERMAN: Buenos días a todas.

Es realmente muy emocionante estar en el patio del Palacio Nacional con más de 500 mujeres y hombres celebrando el 8 de marzo.

Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; doctor Olga Sánchez Cordero Dávila, secretaria de Gobernación; senadora Martha Lucía Mícher Camarena, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género del Senado de la República.

Diputada Wendy Briceño Zuloaga, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara de Diputados; y diputadas -con toda y porras venimos- y a través de ellas, a todas las que están en el presídium. Y especialmente un saludo muy grande a todas y todos los que están aquí.

El 8 de marzo es una fecha emblemática en la historia de la lucha de las mujeres por nuestros derechos. Fue institucionaliza en 1975 por Naciones Unidas para recordar la deuda de los estados civilizados de todo el mundo con la igualdad de derechos, de oportunidades, beneficios en el desarrollo y con la paridad en las decisiones políticas.

Hoy en nuestro país, como en todo el mundo, conmemoramos este día y aprovechamos para hacer un balance de los logros y los desafíos. Este es un día para celebrar y para recordar. Celebramos que estamos de pie mostrando que podemos, que sabemos, que queremos participar y que hacemos aportes valiosos a nuestras familias, comunidades y al país.

Celebramos que vivimos en un Estado de Derecho y que gracias a ellos somos iguales ante la ley. Que las familias deben facilitar la educación de las niñas en igualdad de condiciones que los niños, que tenemos derecho a una vida libre de violencia, a la seguridad, la integridad, la paz y la salud.

Que podemos trabajar y recibir un salario, que somos libres de decidir qué hacer con nuestros ingresos, que tenemos derechos a una movilidad libre y segura sin tener que pedir permiso a nadie.

Que hemos conquistado de manera creciente la autonomía y que participamos cada vez más en las decisiones y cargos públicos.

Es también un día de conmemoración; es decir, de hacer memoria colectiva recordando los obstáculos que hemos tenido que vencer para llegar hasta aquí.

Rendimos homenaje a las generaciones de niñas, jóvenes y adultas que tuvieron que enfrentarse a las barreras que el patriarcado ha sembrado en todos los rincones del planeta.

Recordamos las luchas, las batallas y los fracasos. Recordamos a las madres de una patria que ha sido también forjada y construida por mujeres, que están representadas en el logro que hoy nos convoca, me refiero a Sor Juana, a Leona Vicario, a Carmen Serdán, Josefa Ortiz y Elvia Carrillo Puerto; pero son muchas más, muchas más. Son nuestra matria y hoy les rendimos homenaje.

En este día nos acompañan mujeres que de distintas trincheras están participando activamente en la transformación del país. Por ello saludo con mucho afecto a las legisladoras que nos honran con su presencia y que por primera vez conforman una legislatura con paridad de género. Se merecen un aplauso, sin duda.

Saludo igualmente a las titulares de distintas áreas del Ejecutivo que integran un gabinete con amplia participación de mujeres en cargos de alta responsabilidad pública. Nos merecemos un aplauso, claro.

Por primera vez en la historia tenemos paridad en el Ejecutivo y en el Legislativo y eso tiene que hacer que México cambie rápidamente.

Es una gran satisfacción contar con la presencia de Rosalba Velázquez Trigueros, Felícitas Martínez Solano, indígenas que están abriendo camino para la transformación del país.

Sería una larga lista nombrar a las miles de trabajadoras, profesionistas, feministas, académicas, artistas, periodistas, científicas y defensoras de los derechos humanos que en sus tareas diarias y con firmeza y determinación están transformando el conocimiento, la vida en las colonias, en los pueblos y en las organizaciones a favor de la igualdad y la no discriminación.

Las niñas también cuentan y su reivindicación en la perspectiva de la igualdad es fundamental.

Por eso doy también la bienvenida a Ana Regina Flores Mayoral, una niña cuyos sueños y anhelos desafían el futuro. Ver este potencial aquí reunido es alentador.

Hoy las mujeres contamos con una base de derechos exigibles ante la ley. La participación económica de las mujeres mexicanas casi se ha triplicado a lo largo de los últimos 45 años.

En el medio rural, sólo tres de cada 10 tienen un trabajo remunerado; sin embargo, producen más de 50 por ciento de los alimentos.

En las ciudades, cuatro de cada 10 mujeres son población ocupada y encabezan como jefas económicas del 26 por ciento de los hogares.

En la educación, integramos poco más de la mitad de la matrícula básica, media y superior.

En la participación política, gracias a las normativas de paridad, México está entre los cuatro países del mundo con mayor representación de mujeres en los congresos.

Sin embargo, seguimos enfrentado la discriminación laboral, despidos por embarazo, salarios menores por trabajos del mismo valor que los hombres, siendo aún las responsables casi exclusivas de las cargas del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.

Necesitamos afrontar las desigualdades que viven las mujeres desde su infancia. Es indispensable realizar esfuerzos reales y sostenidos para erradicar el embarazo infantil y adolescente porque es inadmisible que en tan solo tres años tengamos cerca de 30 mil nacimientos de niñas. Una dolorosa realidad que ocurre como causa de la violencia sexual.

Nuestra aportación invisible y no remunerada en los hogares en razón de servicios domésticos y de cuidados equivale al 23 por ciento del PIB nacional en 2017. No es poca cosa.

Veinticinco de cada 100 mexicanas tienen las mejores credenciales educativas; sin embargo, la discriminación de género en el trabajo no las deja crecer y llegar a los puestos más altos de la jerarquía.

La paradoja de la desigualdad de género nos dice que tanto las más instruidas como las que carecen aún de la formación básica comparten la misma brecha salarial: 50 por ciento menos remuneración que los varones con la misma formación.

Señor presidente.

Amigas y amigos:

La discriminación está en el origen de la desigualdad entre mujeres y hombres, aunque, sin duda, su rostro más extremo es la violencia que se manifiesta como un continuum, que va de los espacios privados a los públicos, cercando la libertad y los derechos de las mujeres.

Para reducir esta pandemia social, que afecta de diversa forma a cuatro de cada 10 mujeres mexicana, hemos integrado un plan de acciones emergentes que se desarrollará con autoridades federales, estatales y municipales en 16 municipios de alta incidencia de feminicidio y zonas prioritarias de la estrategia de seguridad.

La transformación que queremos no será posible sin incorporar la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas en la estrategia de pacificación.

Porque estamos convencidas de que la violencia no es compatible con la democracia y con la igualdad.

También debemos mencionar aquí que el bienestar de las familias, el desarrollo de la niñez y la juventud, la atención a las personas mayores, no será alcanzado sin una política de cuidados que libere el tiempo de las mujeres y promueva modelos de maternidad y paternidad corresponsables y diversos.

Definitivamente los principios de igualdad, no discriminación, respeto a la diversidad y a la corresponsabilidad deben ser parte de la discusión sobre los valores que abonen a la cohesión y a la recuperación del tejido social.

Señor presidente.

Compartimos su visión de poner mayores esfuerzos en atender y apoyar a las mujeres mexicanas de las comunidades más alejadas, o sea, incorporando los programas prioritarios como Becas de Bienestar, Jóvenes Construyendo Futuro, Becas Benito Juárez, Tandas para el Bienestar, Sembrando Vidas y todos los demás a las mujeres que están en situación especialmente vulnerable: las mujeres rurales, indígenas, afro mexicanas, las adultas mayores, las jóvenes, las mujeres que viven con alguna discapacidad y a las migrantes.

Y por eso es muy importante que los recursos presupuestarios destinados para la igualdad entre mujeres y hombres se aplique correctamente, con eficacia y eficiencia, con transparencia y rendición de cuentas.

Mi mensaje hoy es que no podemos retroceder en los logros que hemos conseguido las mujeres; tenemos que seguir hacia adelante con claridad de miras, para que ninguna niña o mujer mexicana se quede atrás, tal como nos comprometimos con la Agenda 2023 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 objetivos.

Tenemos que construir un acuerdo por la igualdad entre hombres y mujeres. Se lo debemos a millones de mujeres que luchan por sus derechos en todo México.

Si las mujeres no están en el centro de las políticas no es desarrollo sostenible.

Alcanzar la igualdad requiere, no sólo de imaginación, dedicación, alianzas y recursos, sino de una enorme voluntad política para cambiar nuestra realidad y de un claro compromiso social para impulsar leyes, políticas y medidas para avanzar en la agenda nacional.

Quiero expresar mi respeto y reconocimiento al presidente Andrés Manuel López Obrador por su apertura al diálogo y escucha, para tomar medidas concretas para la inclusión de niñas y las mujeres en todos los ámbitos de la vida en condiciones de igualdad con los hombres.

A todas ustedes, mujeres aliadas con, por y para la igualdad para todas y todos, comprometámonos individual y colectivamente, no sólo en esta conmemoración, sino todos los días a hacer todo lo posible para promover, proteger y garantizar los derechos de las mujeres, para lograr una profunda transformación en donde impere la civilidad, el respeto, la igualdad, la inclusión y la paz en nuestro país.

Señor presidente.

Desde el Instituto Nacional de las Mujeres, que tengo el honor de dirigir y frente a todas estas mujeres que significan el pasado, el presente y el futuro de nuestro país, trabajaremos junto con usted con decisión y convicción para lograr el país más seguro, igualitario y justo que todas las niñas y mujeres mexicanas merecemos.

Muchas gracias.

MODERADORA: Toca el turno en el uso de la palabra a la senadora Martha Lucía Mícher Camarena, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la honorable Cámara de Senadoras y Senadores.

MARTHA LUCÍA MÍCHER: Buenos días.

Señor presidente de la República de los Estados Unidos Mexicanos

Compañeras, amigas, colegas, compañeras de lucha, compañeras de lucha, compañeras de ruta, secretaria de Gobernación, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, mujeres guerras. Compañeras todas.

Señor presidente:

Usted nos convocó el 1º de julio a transformar esta patria y aquí estamos, aquí estamos.

Cuente con nosotras, tomadas de la mano con usted, con este gabinete paritario, con mujeres con conciencia de género, con hombres en el gabinete aliados de la lucha de las mujeres y de sus derechos.

Cuente con nosotras, porque somos las ‘insistencialistas’, porque no vamos a quitar el dedo del renglón para trabajar con usted siempre, siempre de la mano, porque nosotras también queremos transformar este país, como usted, contra la corrupción, también queremos combatir la impunidad, también queremos combatir la falta de acceso a los servicios de salud, de bienestar, a los que renunció el régimen pasado.

De eso no tenemos duda.

Y no tenga usted nunca duda, porque, así como estamos, así, diversas, diferentes, morenas, heterosexuales, homosexuales, casadas, solteras, divorciadas, indígenas, mestizas, trabajadoras, empresarias, niñas, viudas, todas, así de diversas cerramos filas porque queremos una patria como la que nos merecemos y como a la que usted nos ha convocado.

Estamos encantadas.

Si a mí me hubieran dicho un día que iba a hablar en el Palacio Nacional frente a ustedes y frente a usted no lo habría creído jamás, no lo habría creído jamás.

Por eso esta es una oportunidad histórica; México nunca ha tenido esta oportunidad tan histórica de transformar la vida de las mujeres y de las niñas, nunca hubiéramos pensado que el 1º de julio llegaba con esta Cuarta Transformación, una cuarta transformación en nuestras vidas.

Por eso me encanta que tengamos este gabinete paritario y que tengamos en el país que las niñas son la mitad de la niñez, que la mitad de las jóvenes somos mujeres, que la mitad de las mujeres adultas somos mujeres, que la mitad de este país y de este mundo somos mujeres. Y por eso nos hemos transformado precisamente en guerreras ‘insistencialistas’.

Yo le quiero decir, señor presidente, que desde la secretaría de gobierno, con una secretaria de Gobernación feminista y aliada de las mujeres, tenemos mucho avance.

Pero además me siento muy orgullosa de decirlo, pero también ha sido una denuncia que hemos hechos, presencia de mujer no garantiza conciencia de género y yo sí puedo decir que en este gabinete paritario, que en este congreso paritario en la Cámara de Diputados, que en este congreso paritario en la Cámara de Senadores y Senadoras podríamos decir que la conciencia de género sentó sus reales.

Vamos a cambiar la vida de las mujeres con usted, señor presidente, con nuestra presidenta del Instituto Nacional.

Quiero decirles también que usted ya es parte de la historia, pero usted va a pasar a la historia también como el gran transformador, no sólo de las conciencias, sino de la vida de las mujeres, del trabajo de las mujeres, reconociendo la doble, la múltiple jornada a la que estamos siendo obligadas a ejercer.

Todavía nos falta mucho por avanzar. Por eso hablamos de tres igualdades:

De la igualdad de la ley. Ya tenemos muchas leyes, vamos a reformarlas, vamos a revisarlas, pero vamos a pasar de la igualdad de la ley, a la igualdad sustantiva.

Necesitamos que las circunstancias alrededor de las mujeres se modifiquen.

¿Qué quiere decir eso?

Una policía, como lo ha dicho nuestro secretario Durazo, especializada en derechos humanos y con perspectiva de género. Una ministerio público que no se burle de nosotras, pero acompañada de una sociedad civil que llega a las tres de la mañana, que paga un taxi para representar a una mujer y que ahí está también acompañando al gobierno y a la procuraduría de justicia o a la fiscalía para la defensa de estas mujeres. Así tiene que ser.

Pero también hay que reconocer que estas mujeres estamos comprometidas con México y con la matria. Hace unos días presentó la secretaria de Gobernación, junto con Nadine, el plan emergente. Eso es el qué.

Ahora todas debemos sumarnos a los cómos. Todas tenemos que estar cerrando filas para que no haya una mujer más víctima de violencias en este país. Vamos a revisar las leyes para la igualdad formal, para la igualdad sustantiva y para alcanzar la igualdad de resultados.

Vamos por nuestras tres autonomías: por la física, que nadie toque nuestro cuerpo sin nuestro consentimiento, que nadie se atreva a agredirnos. Yo sé y conozco cómo es el presidente de la República, jamás he escuchado un comentario misógino de su parte. Lo puedo decir abierta y total y francamente.

Me encanta saber que no tenemos en él un hombre que se burla de nosotras. Me encanta saber que él está y es aliado de nosotras. Y también me encanta saber que es consciente, que el Estado renunció a su responsabilidad, y que entiendo y comparto que debe ser el Estado el responsable de respetar, proteger y garantizar sin hacer a un lado la experticia y el trabajo de grandes mujeres, de grandes académicas, de grandes profesionistas que han acompañado al gobierno.

Así es que vamos a caminar juntas, gabinete, sociedad civil, Ejecutivo, Legislativo, Judicial, porque no vamos a permitir ni techos de cristal ni pisos resbalosos ni escaleras rotas para que nosotras, hoy 8 de marzo y todos los que vienen, sigamos diciéndole al mundo, a este país, a cada comunidad y a cada barrio, que tenemos derecho a tener derechos.

Y como decían las hermanas Miraval, Patria, Minerva y María Teresa, cuando las querían agredir, la gente se acercaba a ellas y les decía -a esas mujeres que fueron asesinadas por el señor Leónidas Trujillo, por un dictador desgraciado que atentó contra su vida- ellas se llamaban ‘Mariposas’; y cuando la gente las reconocía -porque se fueron a la guerrilla a defenderse- la gente les decía: ‘Larga vida a las mariposas’. fuente: lopezobrador.org.mx

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